Vuelve a la mesa
Luego de la crisis sanitaria en la que nos encontramos, es importante recuperar la tradición de reunirnos a comer y, de paso, apoyar a la industria restaurantera, a la cual le rendimos un homenaje invitándote: vuelve a la mesa.
La mesa es amor.
Es reunirnos en familia y que cada quien desempeñe su parte: mientras uno pone el mantel, la vajilla, los cubiertos, otro prepara el agua de limón o de jamaica, uno más sirve y al final, otro levanta y lava los platos para que no quede rastro de lo que ocurrió más que el recuerdo, en los sabores, en el alma.
La mesa es celebración.
Es partir un pastel de cumpleaños después de cantar “Las Mañanitas” y soplar las velas que por unos segundos se convierten en la única fuente de iluminación del comedor. Es abrazarnos todos para la foto, y luego felicitarnos, conmovidos por seguir juntos, quizá más viejos, pero orgullosos de nosotros mismos.
La mesa es memoria.
Son las tardes de ajedrez y de timbiriche con el abuelo, Las partidas de carta con los tíos, el manotazo, las carcajadas cuando alguien gana una partida y los berrinches de aquellos que no saben perder. Son las pastitas y el café con leche, el té negro, la sobremesa.
La mesa es apapacho.
Es llorar las penas con pan y cantar al estilo Jalisco con un buen tequila. Es una plática tierna, un desahogo, un momento en el cual nos dejamos querer, escuchamos consejos, nos hacemos más fuertes y nos levantamos con un “gracias por estar”.
La mesa es reencuentro.
Se juntan los “hace cuánto no nos vemos” y las miradas cómplices, las tres o cuatro generaciones, los amigos que se han perdido la pista por el paso del tiempo, pero que siempre, tarde o temprano, hayan el momento ideal para reunirse y recordar viejos tiempos, entonar canciones nostálgicas y brindar por lo que ha sido.
La mesa es pasión.
Es una primera cita, un coqueteo, un primer agarrón de manos, un “te amo” fresco y tímido en espera de una respuesta positiva o de un rechazo total. También es un “cásate conmigo”, un “vas a ser papá”. Resulta en la espera de que después del postre haya un digestivo, un café, un “regresemos aquí pronto”, un “ya no te vayas nunca de mi vida”.
La mesa es esperanza.
Es saber que, después de un mal día, un mal mes o un pésimo año, siempre se puede regresar ahí, a tu mesa para uno, dos, cuatro o diez personas, siempre puedes volver a probar tu platillo preferido o a brindar con ese vino que te hace sonreír después de la primera copa. Es volver a soñar, volver a creer, volver a comenzar, ya sin miedo, sino con las puras ganas de que esa mesa, de nuevo, sea tu hogar.
La mesa es sobremesa.
Es la charla extendida, la nueva botella de vino, la jarra de té, el aperitivo, la charla profunda, los recuerdos revividos, la lágrima de felicidad, la certeza de que cuando estamos ahí, sentados, en compañía de alguien que nos hace sonreír y sentir amados, deseamos que el día no se acabe nunca.
Por todo esto te invitamos a que, cuando todo esto pase, porque va a pasar, porque no va a ser eterno y porque en algún momento podremos comenzar: Vuelve a la mesa.
Vuelve a la mesa, porque la Industria Restaurantera representa 2.14 millones de empleos (8% del total de personas empleadas en México). Vuelve a la mesa, porque de los trabajos que la industria restaurantera genera, el 58% son mujeres y muchas de ellas cabezas de familia. Y por cada uno de estos empleos se generan de dos a tres empleos indirectos.
Vuelve a la mesa, porque actualmente, debido a la pandemia de Covid-19, hay una reducción del 90% de la venta y millones de establecimientos cerrados a nivel nacional.
La industria restaurantera te necesita, y en Culinaria Mexicana, queremos invitarte a rescatarla, porque juntos somos más fuertes.
Vuelve a la mesa.
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