CODEX: una experiencia culinaria única inspirada en los códices
Para los viajeros culinarios y amantes de la historia, cenar en el restaurante Codex será tocar el paraíso en Nayarit.
Por Marcela Morales
«Nuestras vidas no están en manos de los dioses, sino en manos de nuestros cocineros«. Con esta frase, Yutang Lin, escritor chino y autor de diversos libros, entre ellos La importancia de vivir, nos describió cómo la cultura, el arte y la cocina en Oriente son actividades fundamentales que contribuyen de manera significativa para el cultivo de la felicidad de una persona.
A partir de esta premisa, del otro lado del hemisferio y con la misma intención de contribuir al bienestar de los huéspedes, el hotel Conrad en Punta de Mita Nayarit sorprende a nivel culinario. En el restaurante CODEX, dirigido por el chef ejecutivo Víctor Palma y su equipo (chef Ricardo Álvarez y Chef de postres, Alejandra Quintero) ofrecen una carta llena de sabor y tradición; proveniente de los pueblos indígenas, se hace con ingredientes contenidos en el libro Códice de la Cruz-Badiano, escrito en el año de 1552 por el médico indígena Martín de la Cruz.
Con este antecedente y con muchísima curiosidad recorrimos gran parte del hotel. Nos internamos en la vegetación de la zona de manglares, cruzando a través de pequeños puentes de madera para finalmente llegar a CODEX.
La experiencia de CODEX promueve los sabores más primitivos de México
Nos recibieron con una invitación muy peculiar, participar en un pequeño ritual ancestral de México: cerrar los ojos, respirar profundo y abrir los brazos Esto para agradecer al Universo y conectar con la Tierra por los alimentos que, gracias a la madre naturaleza, recibiríamos durante nuestra cena.
Tras una breve limpieza hecha con copal y una bebida de frutos tropicales, terminamos nuestro ritual para entonces sentarnos a la mesa a descubrir la explosión de sabores eclécticos cuidadosamente seleccionados para el menú de esa noche:
Algunas de las delicias de CODEX
Como entremés un platillo con picado de pimiento, portobello y carne seca que me recordó el sabor de la machaca con huevo que hacía mi abuela. Paradito de kampachi con aguachile de hoja santa, una especie de cocktail con la fragancia de la hoja santa como fantasma merodeando tan delicado pescado.
Seguimos con Maíz de lluvia: huitlacoche y salsa de aguacate; algo que trataré de imitar en mi propia cocina, pues me parece sublime como aperitivo o acompañamiento. Luego, disfrutamos de un Taco de jaiba de concha suave con trilogía de purés; reconozco que me pareció que sería un buen toque exótico en este festín, pero me quedé corta: ¡fue lo mejor!
Más adelante, probamos la Barbacoa de cordero de Ixtlán con salsa borracha de pulque, una borrachera de placeres desconocidos. Todo acompañado de tortillas hechas a mano de maíz azul y de pan artesanal de centeno, ajonjolí y chipotle.
Y para llevarnos a un dulce final, la cena culminó con dos postres: velas de chocolate y copal con helado de tuna roja y cempasúchil, así como Petit Fours a base de chocolate y mandarina, que fueron el equivalente a tener buen sexo con amor.
Una cena inolvidable
Ya de vuelta en nuestras habitaciones, me encuentro sentada en el balcón contemplando la cita multitudinaria de estrellas orquestada por el cielo; puedo afirmar que CODEX, además de llevarnos por un viaje culinario a través del tiempo, nos brindó un viaje emocional a través de todos los sentidos.
Se trata de una experiencia que sorprenderá a cualquier comensal; porque CODEX arropa con sus olores, con su tradición y con su amor al arte culinario, para dejarnos nutridos con una sonrisa en el corazón y corroborar lo que años atrás escribió YUTANG LIN: «Nuestras vidas no están en manos de los dioses, sino en manos de nuestros cocineros».
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