Cinco variedades de aceites vegetales y sus beneficios a la salud

Hoy en día existe una amplia variedad de aceites vegetales, cada uno con distintos beneficios a la salud. Aprende a distinguirlos y elige el que más te convenga.

El uso del aceite es fundamental a la hora de cocinar. Su uso no solo influye en el método de cocción, sino también en el sabor de los alimentos y en los beneficios al organismo.

El aceite comestible de origen vegetal es un líquido graso extraído de las semillas de distintas plantas. Es importante resaltar que las grasas son nutrimentos fundamentales en la dieta, debido a que proporcionan energía y ácidos grasos esenciales, mismos que se encuentran ligados a los procesos vitales del organismo.

De acuerdo con el laboratorio PROFECO todos los aceites vegetales contienen tres tipos de ácidos grasos: saturados, monoinsaturados y poliinsaturados.
Dentro de estos tres, las grasas saturadas, conocidas como las más dañinas, se encuentran principalmente en los productos de origen animal, es decir, la manteca y mantequilla, entre otros; mientras que, en los aceites vegetales, aparecen en menor cantidad.

Aceite de canola

Este aceite de color amarillo proviene de las semillas de la planta de canola. Destaca también por contener el menor porcentaje de ácidos grasos saturados y un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados. Por ello, su consumo es recomendado.

El aceite de canola no contiene colesterol y aporta grandes cantidades de Vitamina E, actúa como antioxidante, ayuda a evitar enfermedades cardiovasculares y facilita el tránsito de la sangre.

Aceite de soya

El aceite de soya se utiliza para el consumo humano y usos industriales, tales como la fabricación de margarinas, mantequillas y chocolate. Éste se obtiene de la semilla de soya y es conocido como el de mayor producción a nivel mundial.

El aceite de soya es un aceite poliinsaturado que contiene ácido linoleico (omega 6) y ácido linolénico (omega 3). Gracias a estas características, éste fortalece el sistema nervioso, baja el colesterol, contrarresta los efectos de la menopausia y protege las membranas de todo el organismo.

Aceite de maíz

El aceite elaborado de maíz tiene una apariencia cristalina con un color amarillo rojizo, y en varios estudios se mostró tiene un sabor muy bien aceptado por el consumidor.

Este aceite cuenta con las siguientes propiedades nutricionales: trazas de vitamina B1, vitamina B2, vitamina, B5, vitamina B6 y vitamina K. A su vez, al no contener sodio, el consumir aceite de maíz resulta beneficioso para las personas con hipertensión o colesterol alto. Además, mejor el sistema circulatorio gracias a sus propiedades antioxidantes y fortalece la visión y enfermedades como Parkinson.

Aceite de girasol

El aceite de girasol refinado tiene también una apariencia cristalina, con una ligera tonalidad de amarillo pálido. Se obtiene de las semillas de la planta de girasol y es altamente conocido por contribuir a la piel y fortalecer la barrera cutánea, es por eso que es común en productos de belleza.

Al consumirlo, aporta vitamina E, ayuda a prevenir enfermedades degenerativas, combate la artritis, y dolores en articulaciones y huesos.

Aceite de oliva

Existen distintos grados de aceite de oliva, los cuales dependen del tipo de aceituna, sabor y proceso de elaboración. Por ejemplo, los aceites de oliva extravirgen y virgen (aquellos que no son refinados y cuentan con una mayor calidad) son muy apreciados gracias a su alto nivel de ácido monoinsaturado.

Los beneficios del aceite de oliva son varios, entre ellos se encuentran: el control y reducción del colesterol, preserva los huesos, ayuda a frenar la placa de “ateroma” lo que beneficia al corazón, controla la diabetes, alivia el dolor, previene el envejecimiento, proporciona vitaminas E y K, y ayuda a combatir el cáncer de mama.

Incluso, el aceite de oliva tiene usos religiosos. Especialmente en el judaísmo y cristianismo, se cree que derramar dicho aceite sobre una persona era solicitud a los dioses de fecundidad. Asimismo, en la antigüedad se ha utilizado para sanar enfermos con los llamados “santos óleos” bendecidos.